¿Por Qué "Hay Más"?

Siendo el primer episodio, considero que lo mejor es contarte un poco de mí y sobre por qué decidí iniciar este podcast. En resumen, puedo decirte que creo firmemente que si nos comunicáramos abiertamente sobre nuestras dificultades y sentimientos complicados, podríamos darnos cuenta de que: • Hay más personas que están sufriendo • hay más personas que se sienten solas • hay más personas sintiéndose como tú o como yo • HAY MÁS QUE SOBREVIVIR • HAY UNA VIDA PLENA QUE TE ESPERA
Stephanie:

Querido amigo, antes que nada, quiero darte las gracias por estar escuchando este episodio. Siendo el primero, creo que lo mejor es contarte un poco de mí y sobre por qué decidí iniciar este podcast. Mi nombre es Stephanie Chamberlain, tengo 34 años y vivo en El Salvador. Me gradué de la carrera de ingeniería industrial en mi país y he hecho diferentes tipos de trabajos durante mi vida adulta. Actualmente, puedo decirte que estoy terminando mi primera novela, así que, si quieres, puedes imaginarme como una escritora y podcastera primeriza.

Stephanie:

Desde los 15 años, fui diagnosticada con trastorno obsesivo compulsivo, conocido también como TOC por sus siglas. Desde ahí, una vida que ya había presentado episodios difíciles se tornó mucho más complicada de manejar. Pasé varios años muy difíciles como adolescente, yendo al psiquiatra a terapia y probando una variedad de medicamentos hasta encontrar la combinación que pudiera ayudarme con mis obsesiones, la gran ansiedad asociada y el insomnio. Algunos años después, cuando ya me sentía mejor, yo decidí, por mi cuenta, simplemente dejar de tomar medicamentos y dejar de ir a terapia. En retrospectiva, puedo ver cómo esta idea no fue la mejor, ya que en menos de un año me empecé a sentir muy mal otra vez.

Stephanie:

Durante la universidad, la pasé muy mal con mucha ansiedad y, después de unos años estudiando, ya había desarrollado ciertos miedos asociados a acudir a donde un profesional de la salud mental. Tenía miedo de que no me entendieran, de que me juzgaran, de que dijeran cosas que me causaran aún más obsesiones y un nivel de ansiedad mayor. Así que seguí pasándola muy mal por varios años, incluyendo después de la universidad. Llegó un tiempo en el que tenía episodios fuertes de TOC y ansiedad casi cada semana. Como te mencioné antes, he trabajado en diferentes tipos de actividades, ya sea como emprendedora o como empleada.

Stephanie:

Desde mis últimos años de universidad, tuve un gran anhelo por encontrar un trabajo que me gustara de verdad, que me hiciera sentir autorealizada. Pero al mismo tiempo que yo navegaba esa búsqueda, surgían necesidades financieras. Por esta razón tuve que hacer algunas cosas que no me llamaban tanto la atención Y en uno de esos trabajos llegó un momento en el que empecé a sentirme desanimada. No me sentía bien con aspectos importantes del ambiente del lugar en donde estaba trabajando. No estaba de acuerdo con muchas cosas de la cultura de la empresa.

Stephanie:

Pero lo más pesado para mí era que yo no me sentía a gusto con las actividades que me correspondía hacer. Con el paso de las semanas, me fui sintiendo mucho más desanimada. Sentía que cada día ir al trabajo era como si me llevaran arrastrada por el pavimento. Pasaban más semanas y sentía como que estuviera marchitándome, desvaneciéndome. Llegué a sentirme realmente miserable en ese punto de mi vida.

Stephanie:

No lo sabía aún, pero mi depresión ya había comenzado y se había ido agudizando desde mi inicio en desempleo. En cuanto pude, renuncié para poder retomar la exploración de otros tipos de trabajos que sentía que me llamaban más la atención. Gracias a dios, a pesar de que la depresión seguía, pude mantenerme a flote financieramente por un buen tiempo. Incluso, un tiempo considerable en el que estuve muy bien económicamente, pero dentro de mí sentía un gran vacío, una gran desesperanza, un gran temor al presente y al futuro, una gran falta de energía y muchísimo desánimo y tristeza. En paralelo, mis obsesiones fueron entrando en un período más severo.

Stephanie:

Nuevamente empecé a tener muchos episodios obsesivos y mucha ansiedad. Se dio la casualidad de que al mismo tiempo una persona cercana a mí estaba iniciando un proceso terapéutico. Esta persona me iba contando sobre sucesiones con su psicólogo y me fui dando cuenta de que todo sonaba como algo que podía ayudarme a mí también. A la vez, noté cómo la persona estaba tranquila con su proceso, cómo su terapeuta no la había presionado a hablar de ninguna cosa específica en ningún momento. Y poco a poco, entendí que quien estaba en control de estas sesiones era la persona y no el profesional.

Stephanie:

Esto me ayudó mucho a poder comenzar a visualizarme a mí misma en un escenario de terapia en el que yo iba a estar en control y no iba a compartir cosas sobre las que no quería hablar aún. Entendí que todo podía darse a mi ritmo y esos miedos que tenía relacionados a asistir a un psicólogo o psiquiatra se fueron haciendo más pequeños. Los meses que continuaron fueron los previos a mi cumpleaños número treinta. Yo siempre tuve en mente la idea de que esa edad era un número importante y claramente tenía ciertas expectativas asociadas, Aunque nunca las hubiera hablado con nadie o escrito o formalizado de ninguna forma, dentro de mí estaban muy presentes. Y al irse acercando el año en el que iba a cumplir treinta, fui entrando en una crisis existencial porque mi realidad era muy diferente a la que yo había imaginado para mí.

Stephanie:

Además, la comparación con otras personas del colegio o la universidad que sentía que podía hacer tan fácilmente con solo estar un ratito en redes sociales, solo hacía que esta brecha entre la realidad y las expectativas que tenía fuera mayor. Esta crisis de los treinta me llevó a estar mucho más deprimida y se sumó a todos los síntomas obsesivos y ansiosos que ya venía cargando desde antes. Viendo hacia atrás, creo que esta crisis se convirtió eventualmente en la gota que rebalsó el vaso para mí. Justo en los meses que continuaron después de mi cumpleaños, finalmente tomé la decisión de buscar ayuda profesional. Elegir a alguien me costó mucha investigación, pero, eventualmente, inicié un proceso terapéutico.

Stephanie:

Unos meses después, bajo la recomendación de la psicóloga con quien estaba trabajando, consulté a un psiquiatra e inicié un proceso farmacológico para ayudarme con mis síntomas. Al día de hoy, amigo, puedo decirte que ese fue apenas el inicio de un proceso mucho más grande, pero mucho más beneficioso de lo que yo imaginaba. Las cosas se complicaron en cierto momento porque mis síntomas depresivos no habían mejorado lo suficiente y comencé a tener problemas para seguir realizando las actividades productivas que me proveían de los ingresos con los que podía pagar mis sesiones. Llegué a sentir una falta de energía y ánimo tan grandes que no podía obligarme a trabajar. No tenía energía para casi nada en realidad.

Stephanie:

Hasta las cosas más cotidianas, como ir y servirme a vaso de agua, se sentían como un esfuerzo muy, muy grande. Eventualmente, no pude trabajar para nada y tuve que hacer una pausa larga en mi proceso terapéutico. Y solamente hasta que logré ir contando más sobre mi situación a otras personas cercanas, fue que encontré el apoyo financiero necesario para que alguien patrocinara mi regreso a terapia. Gracias a dios, desde mayo de este año, he tenido el privilegio de poder estar yendo a terapia regularmente con una psicóloga, así como al control de mi proceso farmacológico con un psiquiatra. Y estoy enormemente agradecida de tener esta oportunidad y de poder ir viendo cómo distintos aspectos van mejorando poquito a poquito a través de las cosas que entiendo o aprendo en terapia y del trabajo de los medicamentos.

Stephanie:

Y todo esto nos trae al día de hoy y a la idea de este podcast. Amigo, amiga, yo no soy una profesional de la salud mental, claramente. Lo que sí tengo son años de experiencia siendo alguien que padece enfermedades de salud mental. He pasado por momentos muy duros para mí. He tenido el pensamiento de que debería de estar muerta o de que quisiera morirme en incontables ocasiones desde que inició mi depresión.

Stephanie:

Y cuando salgo al otro lado de ese momento de horrible oscuridad y muchísimas veces de una cantidad abismal de dolor, me doy cuenta de que el simple acto de existir puede ser increíblemente difícil y doloroso. Y mantenerse con vida puede llegar a ser una tarea que trae mucho sufrimiento y dificultad. Y es ahí donde pienso en que, seguramente, otras personas en el mundo deben de estar pasando por dificultades similares. Pero como el tema de la muerte y de la ideación suicida, ya sea pasiva o activa, es un tema bastante tabú aún y que todavía tiene mucho estigma asociado, es muy probable que estas personas no logren hablar sobre lo que les pasa. Entonces, no logran obtener ayuda, no logran darse cuenta de que no son los únicos sintiéndose así y eso solo hace todo peor.

Stephanie:

El sufrimiento va aumentando y, al final, perdemos vidas. El mundo sufre la pérdida de un ser humano, de una vida valiosa. Los seres cercanos a esta persona sufren una pérdida invaluable y que será muy difícil de sanar. Y aquí pienso en cuánto podría haber ayudado que hubiera una comunicación abierta y fluida en el mundo sobre estos temas sensibles. Y no tenemos que irnos al extremo de la muerte.

Stephanie:

Imaginemos cuántas personas sufren diariamente en silencio o con una sola persona apoyándolos o conociendo de su situación. Cuánto bien nos haría a todos el poder aprender a hablar del dolor, del sufrimiento, de situaciones complicadas sin que tenga que ser un secreto o algo que nos avergüenza. Sea cual sea nuestra situación, estoy segura de que nos beneficiaría mucho, ya sea para ser más conscientes y empáticos con los demás, para poder ser un mejor apoyo para los que lo necesitan y también para poder encontrar nosotros mismos esa ayuda y compañía que necesitamos para salir adelante sin sentir que tenemos que escondernos. Y es que si nos comunicáramos abiertamente sobre nuestras dificultades y sentimientos complicados, amigo, podríamos darnos cuenta de que hay más personas que están sufriendo. Hay más personas que se sienten solas.

Stephanie:

Hay más personas sufriendo en silencio, hay más personas haciendo esfuerzos invisibles, hay más personas sintiéndose como tú o como yo, y hay más en tu vida que este momento. Hay más que el sufrimiento, hay más que el dolor, hay más que la enfermedad, hay más esperándote en tu vida, hay más por vivir, hay más que lo que está pasando ahora. Hay más tiempo, hay más oportunidades, hay más que sobrevivir, hay una vida plena que te espera. Y es que siempre hay más. Y de aquí viene el nombre de este podcast.

Stephanie:

El propósito es hablar de situaciones que nos generan dificultad, que nos generan malestar emocional o mental, y de esos sentimientos y pensamientos difíciles de forma abierta, y también de las cosas que podemos hacer al respecto para sentirnos mejor. Mi anhelo es que aquí puedas encontrar un espacio seguro, aprendizaje, compañía, ánimo y mucho más, y que podamos crear una comunidad en donde normalicemos nuestra salud mental y emocional, y podamos ayudarnos unos a otros a través de nuestras experiencias. Gracias por estar aquí. Nos vemos en el próximo episodio. Y ánimo, porque siempre hay más.

¿Por Qué "Hay Más"?
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